martes, 9 de junio de 2009

TRIO DINAMICO

Supe todo iba a salir bien (que todo ya estaba bien) cuando cuatro horas antes del show, en el departamento de Tania me recibió "La Noe", buclera en mano, dispuesta a enrularme hasta el último reflejo rubio/violáceo.
Recién entonces entendí que la presión por el tecnicismo y la obsesión por la perfección de las formas, había obnubilado el verdadero sentido de este ritual aéreo: la amistad.
Una de las cosas más lindas de hacer acrobacia en telas es gozar de la compañía de exquisitas criaturas dispuestas a volar en comunidad: mis amigas y amigos telistas.
No era una coreo más: en telas contiguas a la mía, estarían ellas, Noe y Tania, dispuestas a esperarme si me atrasaba, confiadas en que yo también esperaría, lanzadas a brillar.
Nada podía salir mal, y aunque así sucediera, esto YA valía la pena, sólo por estar juntas compartiendo una tarde de mates, sugus y risitas panicosas.
La mesa de Tania era un desfile de hebillas, la buclera pasaba de mano en mano y de cabeza en cabeza y un aura de armonía se dejaba inhalar tomando atajos secretos hacia el alma.
Ahí estábamos de nuevo: el trío dinámico en acción. Con nuestros colores y opacidades, sin nada que ocultar.
Una vez en el show, subimos, nos dejamos llevar y tal y como sabíamos que pasaría, nos esperamos.
La canción fue fugaz como beso robado.
Irrepetible.
Y al bajar, cuando la música acarició nuestra victoria con sus últimos acordes, los aplausos de tantas manos queridas rebotaron en nuestros residuos de adrenalina, esos que ahora podíamos bautizar "FELICIDAD".