martes, 9 de febrero de 2010

Gente linda

Ceretti, en la peatonal montehermoseña.


Carta que me hizo piantar una lágrima.

En la última semana de enero, conocí a Carlos Ceretti. Fue uno de mis primeros entrevistados, en el balneario de Monte Hermoso.

Ceretti es publicista desde hace más de 50 años, creador de slogans que todos alguna vez tarareamos y autor de las letras de ocho discos.

Es 16 veces abuelo y sigue teniendo la mirada de un niño.

A medida que hablaba de su vida y su trabajo, yo sentía que cada anécdota abría una puerta hacia alguna parte; como si todo él fuera una enorme casa, y sus palabras, una invitación a recorrerla. Sí, una enorme y soleada casa de verano.

Me esforcé en hacer una buena nota, tratando de rescatar su esencia. No por destacarme en una de mis primeras entrevistas para mi nuevo trabajo, si no por no vulnerar el alma de sus anécdotas –temía defraudarlo, apenas lo conocía y temía defraudarlo-

Sentía que él merecía que esa casa fuera presentada tal y como se mostraba. Y puse todos mis sentidos en ello.

El mismo día que se publicó la nota, Ceretti se acercó hasta la agencia donde yo estaba trabajando y me trajo una carta escrita de su puño y letra, que decía así:

“El REPORTAJE DE ANAHI”

Ayer me hicieron un rubio reportaje
donde un manojo de sueños preguntaba
sobre mi vida, mis quehaceres, mis canciones
(la gran pregunta es…si al lector le interesaba)

La periodista, deduzco, ha recibido
un 10 corrido en cualquier asignatura
pero doy fe, que en la que más se ha distinguido
debe haber sido: “Reportajes con ternura”.

A la tierna Anahí gracias por este reportaje inolvidable-
Inolvidable no por lo que leí en el diario, Inolvidable
Por lo que leí en los ojos.

Ceretti, Monte 29/1/10

Después de leerlo le di un gran abrazo,
no muy propio de entrevistador a entrevistado,
pero supe que no era de las personas que se fijan en lo "apropiado",
con lo cual me animé a retarlo y todo:

"Pero, Carlos, una vez que me pinto los ojos, se te da por traerme esta carta tan linda ¡No vale!"


Y así con el rimmel corrido,

y el alma llena de aire limpio

empecé esta nueva etapa.





lunes, 8 de febrero de 2010

Hijo e´ tigresa!

Matteo va teniendo cada vez más plumas en sus alas.

Despuntando el vicio, domingo por la tarde.



¿Qué pasa telistas? Show must go on! ¿Estamos al horno?













jueves, 4 de febrero de 2010

La Thatcher perdió la plantilla

Diálogo post Avatar de James Cameron, con mi vieja.

Ani-¿Te gustó la peli?
Mamá -Pseé...

Ani -No, no te gustó.

Mamá -Sí, un poco me gustó, pero ¿sabés lo que pasa? Ya no me la creo ¿viste? Tanto arsenal de guerra para matar a cuatro pobres indios con el arco y la flecha. No va, no va (niega con la cabeza, como si se estuviera sacudiendo pulgas)

Ani -Bueno, pero el género tiene esas cosas. Obviando eso ¿te gustó el mundo que inventó el director? Con esos animales exóticos, las formas, los colores... ¿y la historia de amor?

Mamá -¿Qué querés que te diga? La historia me pareció re trillada.

Ani - ¡Sos la dama de hierro! Implacable. Desde hoy sos la Thatcher.


Otra de la Thatcher....
La plantilla misteriosa

Después de unas cervezas en el patio de casa, con hermano Nico, cuñada Eve y mi la Thatcher, ellos emprenden la retirada. Nico la lleva a la Thatcher hasta su departamento.
Doy algunas vueltas por la casa, rituales inútiles que uno tiene antes de entregarse a las sábanas (ya saben, revisar las puertas, la perra, los dientes, las luces...) En eso estoy cuando cae un mensaje de la Thatcher.

-Perdí una plantilla. Fijate en el patio antes que la Fiona se la coma.

Sí, las plantillas son una nueva adquisición de la Thatcher. Se las recetó un pedicuro barrial octogenario. Ella opuso una resistencia inicial, con un "¿Y el glamour, Don? ¿Qué hago con el Glamour?" pero finalmente cedió. Peor era andar con los pies hinchados como sachet de leche.

Acompañada por mi miopía, el hocico intruso de la Fiona y la oscuridad, emprendo mi infructuosa búsqueda. De antemano tenía la batalla perdida, pero aún así me lancé al césped a por el adminículo ortopédico, que para empeorar las posibilidades de hallazgo, era transparente.

Minutos después, mensajes con la Thatcher.

-En el patio no hay nada ¿No la habrás perdido en el auto de Nico?
-Dice Nico que no. Fijate en el sector de la compu. Nico escuchó que algo se caía cuando pasábamos.

¿Qué ruido hace una plantilla al caer? ¿Puede una plantilla escaparse de tu sandalia sin que lo percibas? Sí, tratándose de la Thatcher.

Me fijé en el sector de la computadora y Nico tenía razón. La gemela perdida estaba sobre un tender (sí, onda gitanos)
¿Quién la puso ahí? Un caso para Expedientes Secretos X, o para Lost ¿O acaso se creen que los misterios suceden sólo en islas paradisíacas?

No señor, una plantilla siliconada, puede esconder grandes historias.
La Thatcher, feliz.

-¡Qué suerte! La encontraste. Me salieron 70 pesos.

Una semana después, volvió a extraviarla...y a encontrarla, esta vez, en el ascensor.

Estaba dicho. Las plantillas y mamá la Thatcher estaban en el inicio de un romance histérico, digno de varios capítulos de Migré.