miércoles, 29 de diciembre de 2010

Incertidumbre



corren
mis caballos,
blancos, negros, marrones,
por una inmensidad sin tiempo.

no hay hacia dónde
simplemente correr
no escucho su carrera
solo sus corazones
tu tuc
tu tuc

como cuando se está bajo el agua

los veo en movimiento
el polvo
las crines
una actitud
y van
y van

no están tristes
alegres
ni desbocados

no se detienen
tu tuc
tu tuc

la llegada es el camino

el instante en que laten
es el único instante

miércoles, 8 de diciembre de 2010

La historia de un amor

Si se trata de empezar, elijo Monte Hermoso, cuyas tardes de verano, ya por entonces olían a eucalipto, y a mar.

Pueblo muerto a la hora de la siesta, en un jardín prestado, yo juntaba caracoles. Caracoles vivos. Los había por cientos. Me gustaban por solitarios, por la extrema sensibilidad de sus ojos que se contraían ante el mínimo amague de contacto.

Durante el día, la nena de 11 años coleccionaba caracoles, por la noche, el asomo de mujer, soñaba con la fuerza rompiente de aquella voz prodigio.

El sueño tenía un nombre y un rostro: Luis Miguel.

“Fría como el viento, peligrosa como el mar, eres como un potro sin domar…”, sonaba el doble cassettera en la oscuridad de la habitación impersonal de una casa alquilada.

Grillos, penumbra, animarse a pensar en lo prohibido. Dar vuelta el cassette. Lado A. Lado B. La incondicional. Pupilas de gato. Por favor, señora. Culpable o no. Melodías sin tiempo a las que inventaba escenas, rostros, formas del amor. Mi propio videoclip.

***

Año 1992. Luis Miguel llega a la Argentina para dar dos recitales en el Luna Park. Del primer cajón de mi mesa de luz, saco una entrada. La beso. La vuelvo a guardar entre papeles de chocolatines y cartas con corazones flúo.

Esta vez, la ilusión es compartida. Mariela, mi casi hermana, remera Benetton fucsia, zapatillas foos de color, vomita en el colectivo que nos lleva a capital. La ansiedad por la proximidad del ídolo es para mí un laxante.

Entonces, la peor noticia: el padre de Luis Miguel agoniza en la cama de un hospital de Europa. Nuestros corazones se achican.

Él toma un vuelo Buenos Aires-Madrid pero no alcanza a sostener la mano viva de Luis Rey. Horas más tarde, de vuelta en suelo porteño, El Sol sale al escenario a demostrar que es grande.

América, de Nino Bravo, es un temblor en nuestros cuerpos adolescentes. Nos pellizcamos, para estar seguras. Estamos ahí. Y él también. Minutos antes sosteniendo la mano sin pulso de su padre, ahora, cantando.

“Cantar siempre ha sido una terapia”, dice por entonces.

***

Vélez Sarfield, Estadio Mundialista, Núñez, escenarios en los que somos testigos, una y otra vez, de su entrega.

“Yo sé que volverás cuando amanezca…¨, le pone letra y música a mi primer gran frustración amorosa. La escucho con auriculares en la hora de matemática de un aula de segundo piso de la Escuela Media Nº 3. Casi me la llevo a marzo. Pero las canciones las sé de pe a pa.

Inviernos de boleros, nuevas giras, su voz con alas, invitación a las alturas. Mudanzas, peleas, almanaques, elecciones, reconciliaciones. Todo, con sus discos de fondo. Vestigios de mar, colección de caracoles, eucalipto, grillos, alas.

***

miércoles, 1 de diciembre de 2010

COSA E' MANDINGA


I


El otro día me sonó el celu. Era la abu Ana.


Ani --Hola gorda.


Abu --Hola hijita ¿Pasa algo?


Ani --Nada ¿por?


Abu --Ah ¿Por qué llamabas?


Ani --Gorda, qué fumaste? Si vos me llamaste a mí.

Abu -- Yo no te llamé. A mí me sonaba el celular y cuando atendí eras vos. Yo estoy con La Mari que no me deja mentir. ¿No es cierto Mari? Decile a mi nieta.

La Mari --de fondo-- Sí, sí.


La abu Ana siepre busca testigos barriales-presenciales. Insistió hasta el final con que la llamé yo. Seguimos sin saber quién cuernos pagó la llamada.



II


Palabras que no reconoce mi fucking celular:


* dni o DNI


A cambio, me ofrece: fmi-emi-dog


¿Qué carajo tiene que ver mi Documento Nacional de Identidad con el Fondo Monetario Internacional, la discofráfica EMI o un maldito "dog"? Un poco perra soy (no adhieran)


* babas

Es llamativo porque sí reconoce su singular: baba. A cambio me ofrece cabar. Borges estaría a la puteadas. Cortázar se divertiría a lo loco.

* Ni hablar de los nombres propios. No tengo pretensiones de que los reconozca --se entiende-- pero en vez de Anahí soy cochi.



III

Hay un lugar de mi casa, un pasillo, por donde desde hace un mes o dos, mi perra Fiona no quiere pasar. No sabemos qué le pasa. Se resiste. Ni siquiera se deja tentar con bocados imperdibles. Probé con empanada de carne. Hasta con hamburguesa. Nada. Hay que arrastrarla tirando del collar. Es un tramo de un metro más o menos. Mi teoría es que en casa hay un Casper y que ella lo percibe. Por las dudas, el otro día, sentada sola en mi cama, le hablé al Ghost. Le dije: "Esta no es tu casa". "Tenés que irte porque acá vivimos nosotros", le advertí. Silencio. "Bueno, mirá, hacé lo que se te cante, pero no te me aparezcas nunca, eh, nunca". Hasta ahora, la convivencia es perfecta. Menos para Fiona que sigue tirando del collar.